Seguro que no os habéis hecho nunca esa pregunta.
Pero la naturaleza y sus criaturas no dejan de sorprendernos. Acaba de salir publicado un estudio en ratones muy prometedor para el síndrome de Dravet, publicado por un equipo australiano, que ha encontrado que el veneno de una araña contiene una sustancia venenosa capaz de activar los canales de sodio Nav1.1.
Os recordamos que las personas con sindrome de Dravet, como resultado de tener una copia mala del gen SCN1A, solo producen la mitad de los canales de sodio Nav1.1 que son muy importantes para el funcionamiento neuronal. Y es por culpa de tener solo la mitad de canales Nav1.1 que las neuronas funcionan mal y producen el síndrome. Por eso una de las terapias que se persigue para el síndrome de Dravet es encontrar fármacos activadores para esos canales que consigan que, con solo la mitad de canales que deberían, las neuronas con síndrome de Dravet funcionen con normalidad.
Lo que han encontrado en esta sustancia venenosa los australianos no es un fármaco en sí, pero si una aproximación para poder probar en ratones si efectivamente la activación de los canales Nav1.1 en un ratón con síndrome de Dravet es suficiente para eliminarle los síntomas de la enfermedad.
El veneno activador de Nav1.1, que inyectaron directamente al cerebro de los ratones al no tener las propiedades farmacológicas necesarias para ser un fármaco, consiguió reducir las crisis epilépticas y el SUDEP en los ratones con síndrome de Dravet. Esta observación no es trivial, porque hasta ahora nadie había podido confirmar si seria posible aprovechar los canales de sodio que si que tienen las personas y ratones con síndrome de Dravet para aumentar su función y mejorar la enfermedad. Por eso es un estudio muy importante.
Sabemos que hay al menos tres proyectos de investigación que buscan activadores del canal de sodio Nav1.1 que si que tengan propiedades de fármaco y se puedan por tanto tomar como un medicamento habitual. Se trata de un proyecto en una universidad americana, uno en la empresa Lundbeck que es la misma que produce clobazam (Noiafren), y el tercero liderado por nosotros que no nos cansamos de buscar nuevos fármacos contra el síndrome de Dravet.
El estudio australiano, disponible de acceso abierto en inglés, lo podéis encontrar AQUÍ.